Frágiles Citizen Dog Shutter Seven Swords New Police Story

 

Martes lluvioso en Sitges y un poquito de frío son elementos que sin duda mejoran el estar sentadito en una sala, calentito y viendo una buena película. Día esencialmente asiático con la excepción de un largometraje español. Empezamos.

Tras el batacazo crítico de su segunda obra "Darkness", Jaume Balagueró volvía a Sitges para presentar "Frágiles", en la que de nuevo rueda en inglés y con reparto internacional. En su tercera película Balagueró retoma los principios de una clásica "ghost-story", con el marco de fondo del contexto victoriano de un hospital infantil a punto de ser abandonado, situado en la isla de Mann, cerca de las costas del Reino Unido. La llegada de una enfermera de pasado incierto (interpretada por la televisiva Calista Flockhart) se une a unos extraños sucesos que ocurren en dicho hospital, donde sus niños sufren lesiones en sus huesos sin motivo aparente. "Frágiles" se aleja del género del terror propiamente dicho para acercarse al thriller sobrenatural con dosis de melodrama. El director catalán demuestra su buen hacer a la hora de la recreación de atmósferas, quizás su mayor fuerte, pero de su película solo se puede decir que es una obra correcta, bastante aséptica, bien rodada pero excesivamente fría. Su poca tensión emocional y la nula capacidad para acercar a sus personajes al espectador elimina de golpe y porrazo algunas buenas soluciones del guión, ya que es incapaz de implicar a nadie en su narración y conseguir que nos creamos su historia.

La doble sesión tailandesa se abría con "Shutter", dirigida por Banjong Pisanthanakum y Parkpoom Wongpoom. Lo que se nos ha vendido como la renovación de la nueva ola de terror oriental, la nueva vuelta de tuerca a un género un tanto trillado, se queda en nada, ya que "Shutter" no deja de ser un pastiche de varias de las películas más importantes de esta ola, como "La maldición", o "The Eye". Su argumento nos presenta a una pareja que durante un viaje nocturno en coche atropellan a una joven sin socorrerla posteriormente. El chico, fotógrafo de profesión, comenzará a percibir una presencia fantasmal en las fotos que realiza, mientras los acontecimientos extraños se irán precipitando.

"Shutter" participa de las claves del horror asiático debido a la inclusión de los arquetípicos fantasmas vengativos y al uso del elemento tecnológico como difusor del mal. No deja de ser un film inquietante, ya que trata el siempre interesante tema de las apariciones espectrales en las fotografías, hecho investigado por multitud de profesionales de la parapsicología. Pero a la hora de la verdad, poca renovación y mucha repetición es lo que aporta. Tampoco destaca especialmente en el apartado de sustos, ya que las escenas de terror se basan más en el golpe de sonido y la imagen impactante que en la creación de una atmósfera adecuada. En ocasiones, da la impresión que por ser una película de terror es necesario añadir este tipo de escenas porque sí, y esto se convierte en una gran handicap para el largometraje, estructurado en base a set-pieces terroríficas pero que no añaden absolutamente nada a la narración y que, analizadas a posteriori, se descubren absurdas e incoherentes. Ni siquiera su ¿final-twist? sorprende, si bien es una idea nueva y que sería más interesante si el resto del metraje acompañara y el guión estuviera más trabajado. En definitiva, no estoy diciendo que sea una mala película ni mucho menos, pero el hecho de que incluso los chicos de Cine Asia me la hubieran vendido como una de las mejores cosas de la Sección Oficial, aumenta la decepción.

Y si decepcionante es "Shutter, de brillante se puede calificar el otro film tailandés de la mañana. Cinco años después del atípico western "Las lágrimas del tigre negro", Wisit Sasanatieng nos trae su segundo trabajo, la estupenda "Citizen Dog". Narrada por el prestigioso realizador Pen-ek Ratanaruang, el largometraje es una tragicomedia urban de corte surrealista, sobre las vivencias de un grupo de personas que habitan en Bangkok, encabezada por Pod, un humilde trabajador de esta urbe. Sin llegar a la psicodelia de su anterior trabajo, en "Citizen Dog" se sigue respirando ese ambiente pop, gracias al colorido que asalta cada plano. La imaginación del director a la hora de planificar secuencias y de construir personajes es inabarcable, llenando la pantalla de imágenes fantasiosas.

Pero por encima de lo pintoresco de la narración, lo más apasionante de "Citizen Dog" es su trasfondo social, ya que la película funciona perfectamente como una metáfora de sueños y deseos incumplidos de la clase trabajadora. Wisit Sasanatieng nos presenta un amplio abanico de completos perdedores, que necesitan crear ese mundo personal y fantasioso para huir de una realidad hiriente. Tenemos a Pod, el chico que se marcha de su pueblo pero que debe regresar tras fracasar en la gran ciudad, y que es imposible de enamorar a la joven Jin, una limpiadora cuyo único propósito es conseguir leer un libro escrito en otro idioma. A éstos les acompaña Jod, amigo de Pod, que se enamorará de una inmigrante china que se cree de sangre real pero que se gana la vida en un restaurante asiático. A pesar de esta aparente felicidad, el escepticismo de los protagonistas se palpa en una búsqueda constante de una felicidad inalcanzable en la metrópolis tailandesa. "¿Prefiero un sueño o una historia de fantasmas? Lo segundo, porque en mi pueblo se han visto fantasmas pero nunca he visto cumplirse un sueño." Maravillosa y a la vez triste sentencia.

Poco voy a comentar de "New Police Story", más allá de convertirse en el regreso de Jackie Chan al sitio de donde salió. Historia de policías y jóvenes delincuentes que deja claro que al bueno de Jackie los papeles dramáticos no le sientan muy bien, dada su limitación como actor. Pero como uno sabe lo que va a ver, pues lo importante es que las secuencias de acción son cuantiosas y divierten, y el sentido del humor aparece a partir de la mitad del relato, lo que mejora el resultado final. Eso sí, 124 minutos parecen demasiados para esta historia.

La última película de este largo día fue la esperadísima "Seven Swords", montaje corto obviamente. Por última vez dejaremos claro que no se trata de un remake de "Los 7 Samuráis", sino que adapta libremente la novela en la que se basó aquella. Es imposible comparar "Seven Swords" con "Los siete samuráis" por dos razones: la primera porque la superproducción china dura sobre las 2h y 15 min. y la de Kurosawa casi 4 horas; y la segunda porque Tsui Hark no es ni tan narrador ni constructor de personajes como el "emperador del cine".

Se nota que estamos ante una producción muy ambiciosa, rodada con muchos medios y que contiene un tono altamente épico. En su montaje corto, Hark concede más importancia a las espectaculares escenas de acción que a la psicología de sus héroes. Este hecho perjudica de forma evidente a las secuencias intimistas entre los protagonistas, cogidas con pinzas y metidas con calzador en la narración, en base a elipsis poco esclarecedoras, dotando al film de un aire excesivamente folletinesco.

Pero como "wu-xia" de acción "Seven Swords" funciona, porque Tsui Hark sabe como rodar estas secuencias. Además, su (posible) saga tiene carácter propio y no es una copia ni de las películas de Zhang Yimou ni del "Tigre y dragón" de Ang Lee, con un carácter más violento y físico, alejado del tono poético de dichas producciones. En definitiva, muy divertida.

Roberto Alcover Oti