1973 Segundo Asalto Feliz Navidad (Joyeux Noël) Banquete de Boda (Die Bluthochzeit)

 

Es indudable que lo más sugerente de la edición de este año lo hemos encontrado en Tiempo de Historia. El documental mejicano 1973, dirigido por Antonio Isordia Llamazares, puso el broche final a la grata aproximación de este cronista a la sección menos ortodoxa del festival. 1973 cuenta tres turbias historias que tienen como protagonistas a tres jóvenes de Ciudad de México que nacieron en aquel año. Mediante la narración fragmentada de su confesión y los testimonios de otras personas relacionadas con los hechos que vivieron, disecciona el desaliento moral de una generación en una ciudad asfixiante, donde la violencia parece brotar en cualquier momento con consecuencias irreversibles. En la primera historia (quizá la más opaca de las tres), desvela los abusos de poder en los centros educativos a partir de la figura de un agitador creado por el poder político para eliminar cualquier tipo de organización contraria al gobierno. La segunda se centra en el camino autodestructivo de una joven desencantada a través de las drogas y sus difíciles relaciones sentimentales. Y la tercera denuncia la decadencia de la familia tradicional a partir de un hombre destrozado por su infancia que recurre a la barbarie como única alternativa. Las entrevistas están filmadas en blanco y negro con mucho contraste de luminosidad que elimina los tonos grises, produciendo un claroscuro inquietante en el que los personajes parecen en constante lucha con su propia conciencia. Isordia intercala mediante un montaje vertiginoso al son de ritmos callejeros, escenas en color rodadas en exteriores, en las calles abarrotadas de gente y los barrios marginales, las entrañas sucias y opresivas de la gran urbe. 1973 es el reflejo y una advertencia de una sociedad enferma y corrupta, que alimenta la incomunicación y la falta de valores y aspiraciones.

La única producción española decente que se ha presentado en esta edición ha sido Segundo Asalto, el segundo largometraje de Daniel Cebrián, que mezcla con habilidad el thriller y el retrato social, el boxeo y los robos de bancos. Ángel es un joven boxeador amateur que vive con su madre en una situación económica precaria, subsistiendo a duras penas con un trabajo temporal. Pero lo que más lo caracteriza es su rectitud moral, condición que se tambalea cuando aparece en escena Vidal, que dice ser un antiguo amigo de su padre, pero que en realidad es un ladrón profesional de bancos que le propone unirse a él. El joven se verá obligado a cambiar su poco prometedora carrera en el boxeo por esa nueva forma de trabajo para poder subsistir, y pronto sus planteamientos éticos cambiarán. El trabajo de Cebrián a la hora de recrear los interiores es notable, con distintos tonos de luz dependiendo de la situación económica de los personajes, y la sensación final que queda, a pesar de un guión poco creíble, es muy satisfactoria, y se ve acrecentada por el gran trabajo de Darío Grandinetti, las estupendas secuencias de los robos, y un final sorprendente, no por inesperado, si no por poco habitual.

Por la tarde tuve la oportunidad de ver por adelantado Feliz Navidad (Joyeux Noël), de Christian Carion, el film destinado a poner fin al festival en la gala de clausura. Inspirada en hechos reales, nos cuenta la historia de unos soldados alemanes, escoceses y franceses, que en plena Primera Guerra Mundial, deciden abandonar las armas y las trincheras por un día y celebrar la Nochebuena en fraternidad. No se le pueden poner pegas a lo poco creíble del argumento, pero hay que reconocer que las buenas intenciones que destila la película llegan a exasperar. El guión es muy pobre y bastante ingenuo, tan solo lo salvan los toques de humor. Los personajes parecen sacados de un cuento para niños, el odio entre soldados no parece existir, únicamente en forma de venganza. La historia de los cantantes de ópera o la de los dos hermanos escoceses es de una simpleza preocupante. Pero la paradoja se da en que detrás de toda esa inocencia, se esconde la manipulación emocional que el director lleva a extremos al retratar de forma tan tosca lo malos que son los jefes militares, los cardenales y los políticos. Me entero ahora que ha sido seleccionada por Francia para competir por los Oscars, apuesto a que la nominan.

El día se completó con la comedia enloquecida Banquete de Boda (Die Bluthochzeit), de Dominique Deruddere. Para ser sincero, de todo lo visto en este festival, esta es de la que menos definida tengo mi opinión, no tengo muy claro si me ha gustado o me ha parecido una tontería mayúscula. Durante el banquete de la boda entre Mark y Sophie, unas gambas en mal estado sirven de excusa para que el autoritario padre del novio, acostumbrado a salirse siempre con la suya y obsesionado por comprar el restaurante, se niegue a pagar. Pero al marcharse se olvida de su mujer y su nuera, ocasión que aprovecha el dueño para retenerlas como rehenes. Ante la negativa de liberarlas, y armados con rifles, los familiares comienzan el asedio del restaurante. Está inspirada en un novela gráfica de Van Hamme y Hermann, Lune de Guerre, y se nota y mucho en el tono surrealista que impregna a la historia, en los personajes caricaturescos, de actitudes excesivas e irracionales. Todo es inconcebible para el espectador, que se consuela riendo las gracias para olvidar lo terrible de la situación. La demencia y la furia se imponen constantemente a la razón, y la violencia parece encaminar la situación a la tragedia. ¿Fábula sobre los extremismos que crecen en Europa? La falta de conciencia de los personajes asusta.