La monja Final Fantasy VII: Advent Children Nuit noire Corpse Bride
Hard candy Zee Oui. The Man Eater Flightplan

 

Hoy es mi último día en Sitges. Lamentablemente dejo al festival apenas unos días antes de su clausura por un problema físico. Pero lo cierto es que puedo estar satisfecho de mi estancia en este certamen de alto nivel, y no me quejo de casi nada, quizás por ser un bisoño en esto, o quizás porque estar en una preciosa ciudad durante seis días, viendo cine (sin pagar) y escribiendo sobre ello, sin otras preocupaciones, me parece un lujo al alcance de muy pocos. Solo espero que hayáis disfrutado con las reseñas y que esto solo sea la punta del iceberg que se verá continuada con mi segunda presencia en el BAFF del próximo año. Antes de marcharme de Sitges y maleta en ristre durante todas las sesiones, he tenido la oportunidad de ver cuatro películas, con resultados dispares.

"Corpse Bride" era uno de los largometrajes más esperados del festival. Sitges siempre ha respondido a la llegada de un título de Burton, que en esta ocasión venía precedido del respaldo de crítica y público en todos los certámenes a los que ha asistido. En él, Burton (junto al grueso de su equipo) regresa al mundo de la animación stop-motion, que tan brillantes resultados le dio con "Pesadilla antes de Navidad" y "James y el melocotón gigante", si bien en ambas se encontraba acreditado como productor. Ahora asume una parte de la dirección junto a Mike Johnson, para narrarnos una historia de ambientes góticos, muy de su gusto personal.

De "Corpse Bride" se puede decir ante todo que es una película muy sólida, que no defraudará a nadie y que ofrece lo que se espera de ella. Burton y su equipo reinciden en los mecanismos de "Pesadilla antes de Navidad" con el uso de este tipo tan característico de animación acompañado del toque expresionista habitual del director de "Big Fish", la siempre genial partitura de Danny Elfman, la inclusión de números musicales, o la comparación del mundo de los muertos (alegre, colorido y divertido) con el de los vivos (de colores acres, aburrido y sometido a dogmas). Pero también es cierto que "Corpse Bride" no supone ninguna revolución y cuenta con un guión simplemente correcto en la construcción de personajes, de situaciones y con el añadido de los gags. De forma consciente o no, también funciona como alegoría social acerca del matrimonio entre distintas clases sociales, dados los impedimentos de las distintas familias para que la boda entre Vincent y la muerta se consuma, ya que de esta manera ninguna de las dos sagas aristocráticas sacaría dinero de la unión. Solo el tiempo dirá si "Corpse Bride" mejora a "Pesadilla antes de Navidad"; puede que sea una película más completa que aquella pero por ahora carece de la mitomanía y la sensación de símbolo cultural, a la par que cinematográfico, con el que cuenta la historia navideña.

Dos flojos títulos se presentaron en el Auditori por la mañana. El primero se podría decir que es una auténtica tomadura de pelo para el espectador. Con cada título facturado la Fantastic Factory parece estar haciendo oposiciones a aparecer entre las peores películas de la historia del cine. "La monja" está dirigida por Luis de Madrid, que debuta en la realización tras ser el montador habitual de Jaume Balagueró, y lo cierto es que se lo podía haber ahorrado. Personalmente disfruto de casi todas las películas, y soy capaz de encontrar virtudes o buenas intenciones en multitud de ocasiones, pero es que en este caso es simplemente imposible. La historia de un grupo de jóvenes que a su llegada a Barcelona tienen que lidiar con la presencia fantasmagórica de una monja asesinada años atrás es simplemente ridícula. Y lo es no solo por lo absurdo de su guión, ni por la alineación plana de sus personajes, ni siquiera por sus torpes diálogos, sino por su pretendida trascendencia más allá de ser lo que es, un subproducto de consumo rápido, una serie B cutre sin pretensiones. Me explico, si realizas una película de serie B (o C, o Z, da igual), al menos toma conciencia de tus posibilidades y no te tomes demasiado en serio (el ejemplo más paradigmático de lo que he visto en el festival es precisamente "Hostel", vacía y plana pero al menos divertida). Pero "La monja" carece de esa humildad, en particular con un estúpido final-twist que perjudica aún más el resto del relato. Después se queja uno del cine español de corte social, pero con producciones como ésta tampoco se avanza mucho.

La segunda decepción de la mañana vino con una coproducción entre Bélgica, Holanda y Francia, el primer trabajo del belga Olivier Smolders. "Nuit Noire" es uno de esos títulos cuyas líneas argumentales del dossier de prensa atraen al espectador a enfrentarse a algo inexplorado. Oscar es un entomólogo que al llegar a su casa se encuentra con una mujer africana enferma en su cama, todo esto en el contexto de un mundo donde el sol sólo sale quince minutos al día. Película de tintes pesadillescos, con aspiraciones de relato kafkiano (sin conseguirlo obviamente), pero que se pierde en una narración farragosa, que comienza atrayendo y termina produciendo impaciencia. Es encomiable la labor del director en la construcción de una atmósfera irrespirable pero no es suficiente colocar a un tipo introvertido metido en situaciones inexplicables para que una película funcione. Hacia la mitad del metraje, el relato parece dar vueltas sobre sí mismo y no llega a ningún lado, moviéndose entre lo original y lo trillado (ese vídeo que nunca llega a su conclusión hasta que el realizador decide mostrarlo a modo de sorpresa final). En el dossier se le compara con "Cabeza borradora" de David Lynch, así que los fans de este director estarán gustosos de interpretarlo de cualquier manera posible.

Finalmente, un anime muy esperado, "Final Fantasy VII: Advent Children". Tras el fracaso económico que supuso el debut de la compañía Square en el terreno de los largos de animación por ordenador con la infravalorada "Final Fantasy: the Spirits Within", parece que se ha vuelto a animar a repetir experiencia, pero esta vez asumiendo menos riesgos. En esta ocasión apuesta sobre seguro con la continuación de su videojuego de rol más legendario (la saga rolera ya lo es, pero "Final Fantasy VII" supone un antes y un después en este género). Si hacéis un poco de memoria, en mi reseña sobre "Serenity" comentaba que los seguidores de la serie disfrutarían más de este producto, por la oportunidad de ver a sus héroes en pantalla grande. La clave se repite pero en este caso me encuentro del lado de los fans, al ser un seguidor habitual de la saga de Square. Por ello, intentaré ser lo más objetivo posible a pesar de las circunstancias.

A diferencia de "Serenity", donde uno puede entender a sus personajes y seguir la trama sin conocer la serie de televisión, "Advent Children" es un producto dirigido básicamente a los "jugones" del séptimo episodio. La acción, fechada dos años después del final del videojuego, tiene tantos puntos en común con el argumento de éste que es casi imposible que un lego en la materia se adentre en la historia. Sus clásicos personajes como Cloud, Aeris, Vincent o Sephirot, provocarán el aplauso entre los seguidores y la indiferencia entre los desconocedores del relato anterior, que solo se sentirán abrumados ante el poderío visual del que hace gala esta pieza de animación. Porque estamos de acuerdo en que técnicamente "Advent Children" es una maravilla. La progresión tecnológica sigue su curso, aquí plasmado en una mejor resolución de los efectos gráficos y en la rapidez y solidez con que se construyen todos los escenarios y personajes. Desgraciadamente el argumento no está a la altura, simplemente porque una hora y media es muy poco tiempo para contar aquello que se pretende y encima poner en evidencia las mejoras en el terreno técnico. En definitiva "Advent Children" será una pieza codiciada por el público que conozca al videojuego original y carecerá de sustancia para los que se acerquen a su historia sin conocer su trasfondo previo. Eso sí, yo disfruté como un enano recordando con nostalgia los momentos del pasado, sobre todo con la recuperación del score original de Nobuo Uematsu.

 

Roberto Alcover Oti

 

El tiempo parecía jugar en su contra, el visionado anterior de una película mala hasta decir basta como es La Monja y de otra pedante y aburrida muestra de cine fantástico europeo como acabó siendo Nuit Noire no era de gran ayuda para poder disfrutar y/o valorar un filme en su justa medida (si además tenemos en cuenta que era la cuarta película que veía esa mañana, está claro que mi cerebro estaba a punto de autolobotomizarse), pero se obró el milagro, y pude ver uno de los mejores largometrajes que se han exhibido en lo que va de Festival...

El filme en cuestión era "Hard Candy", ópera prima del reputado publicista David Slade que ni corto ni perezoso ha decidido poner toda la carne en el asador con su primera película, rodando una historia polémica tanto por su argumento como por su desarrollo.

La acción gira en torno de dos únicos personajes, Jeff (Patrick Wilson), un fotógrafo de treinta pocos años aficionado a fotografiar adolescentes ligeritas de ropa y de Hayley (Ellen Page), una chica de 14 años muy madura para su edad y no tan inocente como parece a primera vista. Ambos se conocen por internet, y después de chatear durante un tiempo deciden quedar por primera vez en una cafetería. El encuentro parece agradar a ambos y acabarán dirigiéndose al apartamento de Jeff, para escuchar un concierto pirata y para una más que probable sesión de fotos. Aunque nada es lo que parece, y tan pronto como llegan a casa del artista se descubrirá que Hayley tiene más de un motivo oculto para irse con Jeff y ninguno con buena intención...

Con una estructura casi teatral, el filme es un auténtico tour de force entre sus dos protagonistas y que recuerda en muchos momentos a Audition de Takashi Miike. Ambas interpretaciones son espléndidamente ambiguas logrando así que dudemos en todo momento quien tiene la razón, aunque finalmente es Ellen Page (en su primer papel abiertamente dramático) quien se lleva el gato al agua, ya que pese a su juventud es capaz de mostrar todo un abanico de emociones todas completamente creíbles, abriéndose un futuro muy prometedor en la industria del cine para ella.

Aparte del tema que trata, uno de los aspectos más controvertidos de la película es la habilidad de su director para que empaticemos con Jeff, aunque sospechemos, al igual que Hayley, que pueda ser un pedófilo. La duda es perfectamente razonable como para no querer que sufra un castigo tan horrible, pero por otro lado el crimen es tan despreciable que queremos que el culpable sea atrapado, y esa es la gran baza que juega a favor de esta pequeña joya.

Definitivamente una de las películas que más darán que hablar en los próximos meses y una digna merecedora de aparecer en el palmarés final del festival.

Después llegó el turno de "Zee Oui. The Man Eater" película basada en hechos reales dirigida por Nida Sudasna y Buranee Rachjaibun y que a priori parecía tener bastante interés ya que venía precedida por sus ocho nominaciones a los premios de la academia tailandesa.

El filme transcurre a mediados de los años 40 y narra la historia de un emigrante chino rebautizado en la aduana tailandesa como Zee Oui que trastornado por las humillaciones inflijidas por aquellos que le rodean, comienza a asesinar niños para comerse después su corazón.

Con un guión bastante pobre y un final que roza el ridículo (y alargado hasta el exceso), el interés del filme decae rápidamente. Las nóveles directoras no saben sacar todo el provecho a la historia cayendo en efectismos fáciles como imágenes de los niños destripados y demás imágenes truculentas y dotando al filme de un aire de telefílm que no logra disipar las poco acertadas interpretaciones del reparto, dejando después de su visionado una sensación bastante grande de decepción y de aburrimiento

En definitiva, una película floja y fallida y que sorprende por su alto número de nominaciones en Tailandia, supongo que debidas más al tema que trata que a la calidad del filme en si mismo.

Para acabar la jornada me decidí por ver "Flightplan" nueva propuesta como actriz de Jodie Foster hecha exclusivamente para su propio lucimiento y dirigida por Robert Schwentke, aunque en estos casos la que cuenta es la estrella.

El filme, especie de revisitación para el nuevo milenio de "Alarma en el expreso" de Hitchcock que hasta se atreve a copiar una de sus escenas más importantes, cuenta la historia de una reciente viuda que pierde a su hija en pleno vuelo de un avión comercial en el que además se hayan los restos de su difunto esposo para ser enterrado en suelo americano. Nadie parece haber visto a la niña y acabarán llegando a la conclusión que nunca subió al avión y sólo son alucinaciones de la traumatizada mujer.

La película no aburre en ningun momento, después de un breve prólogo en Berlín nos vemos sumergidos ya en el meollo de la acción y encerrados durante el resto del metraje en ese avión de lujo y ultra moderno. Foster a estas alturas de su carrera no tiene que demostrar nada ya, ella sóla aguanta todos los planos del filme (muy bien acompañada, eso sí, por actores de la talla de Peter Sarsgaard y Sean Bean que oxigenan un poco el relato con su humor cínico).

En fin, un filme comercial típico y tópico que funciona tanto como vehículo de lucimiento para la actriz y como entretenimiento de lujo (por lo caro del presupuesto) para espectadores poco exigentes o con ganas de olvidarse de todo durante los bien aprovechados 96 minutos que dura la película.

 

Sergio Herrada Ruiz